miércoles, 4 de abril de 2012

KIOTO 4: ZONA DE ARASHIYAMA

Definitivamente el Sakura es el día 10 de abril con lo cual nos perdemos el espectáculo de la primavera que este año se ha retrasado.
Además el martes da lluvia todo el día en todo el país con lo cual hay que sacrificar el viaje a Hiroshima y Miyajima en favor de Nara.
El transporte aquí sigue siendo un rollo, un viaje en autobús vale por persona 220 yenes y el bono para todo el día 500 yenes. Compramos el bono, nos montamos en el único autobús que va a Arashiyama y no nos sirve. Además tardan casi una hora de una punta a otra de la ciudad.
Vamos a visitar templos en un área natural entre montañas y nos dirigimos primero al Tenryu. De este templo sólo se visita el jardín. Miguel, como ya viene siendo habitual, va detrás de los turistas haciéndoles fotos y en un segundo nos lo encontramos rodeado de japoneses en círculo disparando flashes como si hubiesen visto a Buda. Tengo el video testimonial.

Las fotos del niño son de lo más inquietantes

A la salida subimos por un camino en medio de un bosque de bambú hasta llegar a un cruce donde nos quedamos solos así que decidimos caminar perdidos hasta el templo Adashino Nenbutsu rodeado por miles de imágenes de piedra. En él había un pequeño santuario con muchos muñequitos y Miguel dejó uno suyo.




Tantos días de idas y venidas tienen al enano un poco nervioso y nos pide bajar continuamente para correr y jugar, así que la tarde se la dedicaremos a él y que mejor ocasión que esta, donde a un kilómetro escaso se halla un parque de monos en libertad, el Iwatayama. Un kilómetro en línea recta y otro en vertical a pie (es lo que me pareció). Menos mal que nos permitieron dejar el carro abajo en taquilla...Y comienza la ascensión. Lo primero es subir en zigzag por un camino de 1,5 metros escasos de ancho con una baranda por donde se cuela un elefante hacia el precipicio. Lo difícil era contener a Miguel que veía como los demás niños corrían a sus anchas sin padres ni nada. Luego el cartelito: "no dejen a los niños solos con los monos, no mire al mono directamente a la cara, no le den de comer a los monos y si le dan, que sea con la comida en la palma de la mano, si lo hacen en un pellizquito te pueden arrancar un dedo, no corran delante del mono, no corran detrás del mono...", visto lo visto tenemos más posibilidades de ser devorados por los monos que de divertirnos y si queremos verlos tienen que estar de espaldas porque si se vuelven y en ese momento te cogen mirándolo a la cara estas muerto. Fascinante el mundo de los monos. Después de semejante ascensión (la última parte con Miguel en mis cálidos brazos) empezamos a ver a los monos en los árboles, y en la cumbre de la montaña una jaula gigante donde nos metimos con los cobardes para que no nos comieran aquellas criaturas de un metro escaso de altura. Otro cartelito dentro con lo mismo, no te acerques mucho a la reja que el mono alarga la mano, te arranca la cara y se la come delante de tu hijo. Debe ser que los occidentales somos un pelín más aprensivos porque los niños japoneses estaban encima de la tarima descalzos dándole a los monos pellizquitos de comida!!! Al rato nos relajamos viendo a los monos interactuar con los niños y a Miguel chillando de alegría. En una de estas me acerco a la reja mirando al mono de frente...y me pilló!!!! Abrió la boca, me enseñó los dientes y fijo que se quedó con mi cara. Mi desolación fue total cuando descubrí mirando alrededor que era el mono mas grande de la manada. Salimos de la jaula poniéndonos a merced de los animales y vimos como una trabajadora espantaba con ademanes a los más grandes para que se apartaran de la gente. Bajamos vivos y enteros.

Para celebrar el día nos metimos en un Izakaya (una especie de taberna japonesa) donde nos pusimos bien de todo y rematé la faena con una pequeña jarrita de Sake caliente.


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